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La salida(17)

La salida(17)

Los chicos al ver que ese experimento tenía un color un poco raro y echaba algo de humo lo dejaron en la habitación y salieron corriendo. Daniel cogió a Pablo por los hombros y Andrés por los pies, y antes de que la habitación explotara pudieron llegar a otra segunda puerta.

Parecía la misma habitación que la otra. Pero algo pintaba mal. Andrés pensó que si en la otra habían querido matarlos, aquí lo más probable que también. Pablo dijo que lo mejor sería escapar de estos pasadizos. Los otros chicos pensaban lo mismo por lo que decidieron buscar la salida.

Tras varias horas sin rastro de una puerta de salida, vieron tres sombras y escucharon unas voces. Dichas voces no eran masculinas. Ellos se paralizaron al momento y decidieron esperar hacia dónde se dirigían esas chicas. Al aproximarse a ellos se dieron un gran susto. Las chicas se presentaron. Eran Sara, Laura y Carmen. Las tres les contaron que ellas estaban aquí porque era un atajo hacia  su hotel, ya que también estaban en Londres de visita. Andrés no le convenció mucho lo que decían las chicas y cuando les ofrecieron ir con ellas ninguno de los tres quiso. Así que decidieron seguir con su camino.

Aquellos pasadizos eran muy tétricos. Los muchachos estaban muertos de miedo, querían salir cuanto antes y resolver una vez por todas lo ocurrido desde el principio de su viaje.

-¡Es un callejón sin salida!-dijo Andrés angustiado.

-No podemos rendirnos-dijo Daniel-Esto tiene que tener un fin.

Los jóvenes sin darse cuenta se iban aproximándose hacia una salida. De repente el color de los pasadizos cambió. En un principio eran negros pero no se sabe por qué que se cambiaron de verde. Les pareció muy extraño y cada vez estaban más muertos de miedo.

Con el paso del tiempo Pablo estaba muchos más débil y Andrés y Daniel más preocupados por su amigo.

-No es preocupéis por mi, iros, dejadme aquí solo, por favor-dijo Pablo

Andrés pensaba que era lo mejor, ya que si alguien estaba detrás de todo esto no le haría nada al estar convaleciente. Daniel no quería pero era lo mejor. Se despidieron de él entre lágrimas y sollozos y se alejaron lentamente. Pablo estaba tumbado en el suelo de uno de los pasillos de ese enorme pasadizo.

-No hemos tenido que dejarlo solo- dijo Daniel.

-Creo que es lo mejor-dijo Andrés-cuando encontremos la salida, regresaremos a por él.

De repente tras varios kilómetros andados, Daniel y Andrés pudieron ver una enorme puerta. Se alegraron muchísimo y para comprobar que era la salida la abrieron. Esa puerta daba a un gran parque canino. Se pusieron muy contentos e incluso se llegaron a besar, pero esta alegría se paró cuando sin saber cómo hubo una gran explosión en los pasadizos... 

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